Este domingo celebramos el Día Mundial contra el Alzheimer. Esta enfermedad es un tipo de demencia que a medida que pasa el tiempo, avanza provocando en el enfermo un deterioro cognitivo y cada vez más dependencia para la realización de las actividades básicas de la vida diaria. Se trata de un trastorno neurodegenerativo progresivo, predominante de la corteza cerebral que produce un deterioro cognitivo múltiple invalidante.
Esta enfermedad se caracteriza por producir atrofia en el hipocampo y de la corteza cerebral, aunque esta atrofia no es un rasgo suficiente típico para distinguir la enfermedad de Alzheimer del envejecimiento normal.
La etiología del Alzheimer sigue siendo un enigma. Hay varias teorías etiopatogénicas que se han formulado en el último cuarto de siglo, aunque pocas han resistido al paso del tiempo. Una excepción ha sido la hipótesis amiloide, realizada a finales de la década de 1980, donde se demostró que el principal componente de las placas seniles encontradas en el tejido cerebral de los pacientes con Alzheimer era la sustancia amiloide. Esta proteína se encuentra aumentada en los pacientes con Alzheimer. La beta – amiloide es un fragmento proteico que se produce normalmente en el cerebro. Se origina de una proteína mayor llamada Proteína Precursora del Amiloide (PPA). Se produce por varios tipos de células y tejidos.
Para realizar el diagnóstico del Alzheimer la persona debe cumplir unos criterios clínicos, se ha de descartar otras causas posibles y confirmar un inicio gradual y progresivo. La alteración de la memoria es un término necesario para el diagnóstico de la demencia y se configura como el síntoma inicial más grave de esta enfermedad.
La enfermedad evoluciona mediante 3 fases o etapas, aunque cada paciente pasa la enfermedad de una forma distinta y es por eso que es difícil saber cuándo es el final de una etapa y cuando es el inicio de la siguiente. Podemos distinguir 3 fases de la evolución de la enfermedad aunque hay una serie de características de la fase previa al diagnóstico que son las siguientes:
- Torpeza ante la realización de las actividades cotidianas y habituales.
- Aturdimiento en cuanto a sus percepciones.
- Errores de repetición.
- Sentimientos inespecíficos de pérdida.
- Cambios en el carácter y humor sin haber una causa aparente.
- El intento de disimular las perdidas con estrategias paliativas.
- El autoestima se encuentra disminuido, aparece la angustia, el temor, miedo sin saber a qué, tristeza…
Según la Fundación Pasqual Maragall para la investigación del Alzheimer:
- En cuatro décadas, el 35% de la población tendrá más de 60 años. Este aumento de la esperanza de vida, junto con la falta de soluciones para el Alzheimer y otras demencias, puede generar graves problemas de sostenibilidad social y sanitaria.
- Un 10% de la población mayor de 65 años y cerca del 50% de las personas mayores de 85 años o más sufren algún tipo de demencia. Son más de 35 millones de personas en todo el mundo, unos 7 millones en Europa, de los cuales más de 600.00 se encuentran en España.
- Un 60% de los casos diagnosticados con demencia, son Alzheimer.
El cuidador:
El cuidador informal suele ser un familiar, en concreto una mujer y, por norma general, de edad avanzada. Es la persona que ayudará y reforzará al enfermo, durante el proceso de enfermedad, para que mejorar la calidad de vida. El hecho de cuidar, supone una repercusiones negativas para la persona que se centra en el cuidado, ya que puede tener alteraciones tanto emocionales como físicas. La enfermera tiene un papel relevante para la detección de alteraciones además de dar consejos de cómo evitar todas estas repercusiones.
Rosie Albaladejo, enfermera asistencial, realizo su trabajo final de grado el año 2012 referente a las «Repercusiones en el cuidador informal del enfermo de Alzheimer». Estas son algunas de sus conclusiones:
- La sobrecarga física es una de las complicaciones que puede tener el cuidador informal ya que está sometido a mucha tensión y muchas veces se encuentra solo para suplir las ABVD que el enfermo no puede realizar por sí mismo. Acostumbra a ir en aumento a medida que el enfermo va perdiendo su autonomía.
- El aislamiento social es común puesto que el cuidador cree que no debe dejar solo al enfermo, porque no tiene nadie con quien dejar el enfermo a su cargo, o por el simple hecho de no verse capaz de salir debido al cansancio.
- Es muy importante detectar lo antes posible las alteraciones emocionales como el estrés, ansiedad y depresión.
- El cuidador informal debe adaptar el hogar para poder realizar, lo más cómodamente posible, los cuidados.
- Es importante que el cuidador sepa potenciar la autonomía del enfermo, mantenerlo activo mental y físicamente, motivarlo y animarle a mantener hábitos y actividades saludables.
- Para realizar los cambios posturales es importante que el cuidador realice ejercicios de estiramientos antes, para poder prevenir lesiones.
Rosie, resalta que «La Enfermería tiene un papel esencial para la detección de cualquier alteración que puede tener a nivel emocional el cuidador informal, además de dar consejos de los estiramientos y ejercicios que debe realizar»
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