Se produce cuando la temperatura de una persona desciende por debajo de los 35ºC y los mecanismos que tiene el cuerpo para evitar la pérdida de calor (redistribución de la sangre a los órganos importantes, escalofríos) comienzan a fallar. Además de la exposición continua o brusca a bajas temperaturas, factores como edades extremas, delgadez, consumo de alcohol u otras drogas o bañarse en aguas muy frías pueden favorecer una situación de hipotermia. Los signos y síntomas que pueden aparecer son:
-Escalofríos o tiritona con piel fría, pálida, seca y algunas veces azulada.
-Cambios en el comportamiento de la persona (confusión, desorientación, irritación).
-Rigidez en brazos y piernas.
-Alteraciones de la consciencia.
-Andar de forma inestable y torpe.
-Respiración lenta. Pulso débil y lento.
Qué hacer:
-Conserve la calma y asegure el entorno.
-Valore nivel de consciencia de la víctima.
-Observe si respira. Si no respira o su respiración es ineficaz (boqueos, escaso movimiento torácico), inicie maniobras de reanimación cardiopulmonar.
-Retire a la víctima a un ambiente seco y caliente.
-Si tiene ropas mojadas o muy frías, cámbielas por secas y calientes.
-Tape la cabeza de la víctima con un gorro o toalla. Tape con mantas, primero el tórax y luego piernas y brazos.
-Tome la temperatura.
-Mueva a la víctima con cuidado, pues los movimientos bruscos pueden desencadenar problemas cardíacos.
-Intente el calentamiento externo, sumergiéndola en agua tibia (40º C), acercándola a una fuente de calor, metiéndola en una cama arropada, pero siempre de forma gradual.
-Si está consciente y orientada, administre líquidos calientes con azúcar. Si la respiración es muy débil y el pulso no palpable, esté preparado por si fuese necesario iniciar una Reanimación cardiopulmonar.
-Asegure su reposo en una posición recogida de brazos y piernas.
-Reevalúe de manera continúa el estado general de la víctima y esté atento a los cambios en el nivel de consciencia y respiración.