De igual forma que Internet y la web social han propiciado la aparición de e-pacientes, la evolución profesional hacia lo que podríamos denominar un e-profesional resulta inevitable.
Podríamos definir al e-profesional como aquel que es consciente del cambio digital y utiliza todas las herramientas que tiene a su alcance para mejorar su trabajo y desarrollarse profesionalmente, adquiriendo además las competencias digitales necesarias para hacerlo de forma eficaz.
Lo cual supone que los profesionales tenemos que empezar a adquirir nuevas competencias que nos posibiliten adaptarnos de forma exitosa a este nuevo contexto. Estas incluyen habilidades en el manejo de la información y los nuevos sistemas de comunicación, competencias que nos permitan mejorar aprendizaje y a gestionar nuestro conocimiento, así como otras para potenciar nuestras habilidades a la hora de generar contenidos propios y trabajar con los pacientes.
Así pues, podríamos hablar de dos vertientes a la hora de utilizar estas tecnologías por parte de un profesional. Por un lado estarían aquellas herramientas que permiten impulsar la comunicación y el trabajo asistencial con los ciudadanos: herramientas de comunicación y gestión del proceso asistencial, telemedicina, monitorización remota, producción de contenidos, etc. Y por otro lado, tendríamos todos aquellos usos que contribuirían a mejorar el desarrollo profesional: herramientas para la comunicación interna, gestión de la identidad digital, búsqueda y gestión de información, formación e investigación.