El enema consiste en la inserción de una cánula a través del ano y la introducción de algún líquido con fines diagnósticos o terapéuticos. Para efectuar la técnica, se emplea un sistema constituido por un depósito graduado (irrigador) y un tubo flexible que se conecta a la cánula rectal, o bien un sistema desechable que puede llenarse con la solución prescrita o contener una preparación.
Consideraciones de enfermería:
-El enema sólo debe practicarse bajo prescripción médica, nunca de forma rutinaria. Hay que considerar que la técnica no es totalmente inocua y tiene contraindicaciones, entre las que cabe destacar la oclusión intestinal, la peritonitis, el desgarro perineal y las suturas intestinales recientes.
-Si no existen lesiones en la región anorrectal, no es preciso que el enema se realice en condiciones de esterilidad, basta con emplear material limpio.
-Debe respetarse la intimidad de la persona, teniendo en cuenta su pudor y actuando con delicadeza. Preferiblemente se realizará en una habitación individual, y si ello no es posible, debe aislarse la cama con biombos u otros medios disponibles.
-Para efectuar el enema debe emplearse la posición de Sims: decúbito lateral izquierdo con la pierna izquierda extendida y la derecha flexionada. Puede introducirse la solución en esta posición y luego solicitar a la persona que pase al decúbito lateral derecho para retener el líquido.
-Compruébese con un termómetro la temperatura del líquido que se ha de administrar antes de su introducción, asegurándose de que se sitúe entre los 37ºC y los 40ºC. Nunca deben emplearse soluciones que sobrepasen los 43ºC, porque podrían producirse lesiones de la mucosa intestinal; es preferible tomar como límite, máximo los 41ºC.
-Si al introducir la cánula rectal se advierte alguna resistencia, no se debe forzar; dejar pasar un poco de líquido y, luego, intentar continuar la inserción de la sonda. Si se encuentra una resistencia continuada, se debe suspender la práctica y notificarlo.