¿Gripe, resfriado o la COVID-19?

La temporada de gripe y resfriados está a la vuelta de la esquina. Estas enfermedades pueden llegar a confundirse con la COVID-19, por lo que es importante distinguirlas. El cuadro clínico inicial de la gripe suele comenzar de forma brusca con fiebre y escalofríos que aparecen junto con dolor de cabeza, molestias de garganta, malestar general, dolores musculares y tos seca.

El periodo agudo de la enfermedad viene a durar entre cinco y siete días, a los que hay que sumar el tiempo de convalecencia, con malestar general y tos, que puede prolongarse incluso dos o tres semanas. La fiebre tiende a durar menos, entre tres y cinco días.

Ante los primeros síntomas, los profesionales sanitarios recomiendan guardar reposo, beber muchos líquidos, especialmente agua y zumos naturales, además de cuidar la dieta y aumentar la ingesta de frutas y verduras, y no tomar antibióticos, aunque sí medicamentos como el paracetamol para disminuir la fiebre y el dolor muscular, solo si son realmente molestos. Y por supuesto, no fumar y lavarse las manos con frecuencia.

En la fase inicial de estos tres procesos los síntomas pueden resultar prácticamente indistinguibles, pero los síntomas respiratorios, la tos y el ahogo pueden alertar de un contagio de la COVID-19. Aunque la mayoría de los síntomas que se les relacionan a estas tres patologías no son específicos de ninguna, hay algunos que pueden guiar en el diagnóstico.

Podemos fijarnos en algunos que nos pueden dar la clave, como la fiebre elevada y la presencia de cansancio o astenia intensa, más relacionados con un proceso gripal o de la COVID-19 que con un simple catarro. Además, la fiebre suele estar presente tanto en la gripe como en la COVID-19, pero es muy infrecuente en el catarro común.

Las complicaciones respiratorias, son mucho más frecuentes en la COVID-19 que en la gripe, aunque también puede haberlas, y no así en el catarro. Los síntomas respiratorios, la tos y el ahogo, son los más alarmantes y los que más pueden identificar un caso de la COVID-19, porque no son frecuentes, o no tan frecuentes, en una gripe ni mucho menos en un catarro, donde predominan los síntomas de congestión nasal y moqueo.

Por otro lado, la gripe suele tener un inicio mucho más abrupto que la COVID-19. Ante una gripe podemos estar un día bien y al día siguiente tener una fiebre muy elevada, por ejemplo, mientras que LA COVID-19 suele tener un inicio más paulatino. En cuanto a la incubación, la gripe suele tener un periodo de tres o cuatro días, mientras que el de la COVID-19 suele ser en torno a dos semanas.


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