La náusea

La náusea es una sensación desagradable que se advierte a nivel de la región epigástrica, precede al vómito y se acompaña de una efectiva repugnancia por el alimento. Va siempre asociada a otros síntomas, como salivación abundante, sudores profundos, palidez cutánea, taquicardia inicial seguida de bradicardia: índices todos ellos de un desequilibrio del sistema nervioso vegetativo, especialmente el parasimpático. A pesar de haberse realizado numerosas investigaciones experimentales no ha llegado a saberse demasiado acerca de la base fisiopatológica de la náusea.

Se ha demostrado que, provocando estímulos nauseabundos, se produce un descenso de la extremidad inferior del estómago con la disminución del tono y de la actividad de las paredes musculares gástricas; pero no se conoce el mecanismo de esta acción. Es cierto que existe un importante componente visceral en el síntoma de la náusea, producida probablemente por vía refleja por la tensión de las terminaciones nerviosas peritoneales y mesentéricas del estómago y del intestino, o bien por vía directa, por estímulos cerebrales e hipotalámicos.

De hecho, aunque es imposible clasificar con precisión todas las enfermedades y las condiciones que pueden provocar náuseas, sus causas pueden dividirse fundamentalmente en centrales y reflejas. Las primeras comprenden la mayor parte de las substancias que producen náuseas (y también vómitos) al ser administradas por vía parenteral. Estas actúan directamente sobre el centro del vómito situado en el bulbo. También las neurosis, psicosis, la fatiga y las emociones fuertes provocan náuseas mediante acción directa sobre la sensibilidad del centro.

Asimismo las reacciones psíquicas pueden contribuir a la aparición de náuseas, a veces provocadas por olores, visiones o sabores desagradables, si bien el estímulo ordinario es completamente exógeno. En las náuseas reflejas, los principales causantes son los reflejos víscero – viscerales. Las enfermedades inflamatorias agudas (apendicitis, salpingitis, etc.) y los irritantes mecánicos y químicos estimulan las terminaciones nerviosas de la mucosa intestinal.

El mareo por movimiento (mareo de coche, mal de mar, etc.) está probablemente causado por impulsos procedentes del laberinto y transmitidos a lo largo del nervio vestibular, el cual constituye también la rama aferente del vómito reflejo, que tiene lugar en el vértigo por otitis media.